Software, plataformas, servicios, redes… Casi cualquier tecnología de la información puede estar hoy día en la nube, un lugar del que todo el mundo habla, pero del que muchos aún desconocen sus innumerables ventajas.
El cloud computing no es más que un modelo tecnológico que permite el acceso desde cualquier lugar y bajo demanda a través de Internet a un conjunto de recursos informáticos. Básicamente, son una serie de servicios (gratuitos o de pago), ofrecidos por empresas conectadas a la Red en algún punto del planeta, a los que cualquiera puede acceder a través de Internet.
Unos servicios a los que no sólo pueden acceder las grandes compañías, ya que esta tecnología ya está al alcance de pymes, como los talleres de reparación de vehículos, o los autónomos.
Escuchar música en Spotify o utilizar el almacenamiento de DropBox o Google Drive son solo algunas de las aplicaciones del ‘cloud’. Gracias a los servicios en la nube, cualquier negocio puede tener acceso a sistemas de analítica, de organización de tareas, desarrollo de aplicaciones móviles o web o plataformas de gestión y contabilidad. Y las posibilidades no dejan de aumentar.
Beneficios del cloud computing
Si la nube es una de las tecnologías más ventajosas para las pymes, sus servicios de comunicación son una de las herramientas más poderosas por diversas razones. De este modo, si aún no tienes claro qué es el cloud computing y aún desconoces las aplicaciones que pueden impulsar tu negocio, te enumeramos algunos de los beneficios que encontrarás en la tecnología ‘cloud’ o ‘en la nube’.
Reducción de costes. Esto es fundamental para cualquier negocio. Gracias a la nube se puede acceder a soluciones tecnológicas punteras sin necesidad de hacer una gran inversión. Pagas por lo que usas y el tiempo que lo necesites ¿Y cómo se reducen los gastos? No pagas por licencias de software de por vida, ni por potentes ordenadores de cálculo, ni instalación ni mantenimiento, e incluso ahorras en la factura de la luz porque esta tecnología es mucho más eficiente energéticamente. Además, se accede a un servicio profesional que cualquier empresa, por pequeña que sea, puede costear.
Escalabilidad y flexibilidad. Palabras complejas, pero igualmente importantes. La nube está lista para cualquier carga de trabajo. Asimismo, muchas soluciones disponen de varias versiones y si el negocio crece o aumentan las necesidades, es posible pasar a otra versión adaptada a esos nuevos requerimientos sin tener que partir de cero.
Fiabilidad. Tanto por los profesionales que están detrás del desarrollo de las distintas herramientas como por la seguridad que ofrecen. La mayoría de los proveedores hacen esfuerzos muy importantes para mantener la seguridad de las comunicaciones en la nube. Diseñan soluciones avanzadas específicamente preparadas para sus propios servicios. Estamos hablando de profesionales de las TIC ocupados en mil tareas relacionadas con los datos, con los canales digitales, la digitalización de procesos, etc. Con este tipo de soluciones, los clientes ganan tiempo para centrarse en otros aspectos más importantes para su negocio.
Movilidad. Al no depender de un ordenador o un servidor concreto, las aplicaciones ‘cloud’ son accesibles desde casi cualquier lugar y a cualquier hora. Solo hace falta tener acceso a Internet, algo, cada vez, más sencillo. Como consecuencia, aumentan las posibilidades de negocio y la flexibilidad con la que podemos afrontar los desafíos de nuestra empresa.
Mantenimiento. Otro de los temores con los equipos tecnológicamente muy potentes de muchas pymes tiene que ver con los controles y revisiones, con las reparaciones y, en general, con todas las operaciones de mantenimiento. En este caso, los proveedores no solo se responsabilizan de los servidores donde están alojados los datos, sino también de cualquier intervención que haya que realizar en las propias herramientas que ofrecen a sus clientes.
Ahorro de tiempo. Una de las características habituales de los servicios en la nube es que la mayor parte de la complejidad la gestiona el proveedor. Al cliente le llega una solución sencilla de comprender e incorporar a su día a día. Esa sencillez permite, por ejemplo, destinar más tiempo y recursos a otras actividades más importantes para el taller.