La crisis del coronavirus ha marcado un antes y un después en la actividad de la posventa de automoción. Aunque los principales actores tienen la mirada puesta en la actual crisis, es importante tener en cuenta los retos a los que deberá hacer frente el sector en el medio y largo plazo.
La consultora McKinsey & Company ha realizado un artículo, que recoge Asepa (Asociación Española de Profesionales de Automoción) en una de sus publicaciones, en el que se plantea si la pandemia puede llegar a cambiar la estructura y la dinámica de esta industria.
En este sentido, destaca la lenta recuperación del sector en un contexto socioeconómico en el que podría mantenerse un kilometraje bajo por vehículo, lo que repercutiría directamente en los datos del mercado de la posventa que podría tardar años en recuperar los niveles de 2019.
La crisis del coronavirus introducirá, según McKinsey, cinco factores adicionales relevantes del mercado de posventa que estaban ausentes en la crisis financiera de 2007: una drástica reducción en los kilómetros recorridos, menos colisiones, menor actividad de los talleres, un aumento significativo de actividad en los canales digitales y volúmenes de comercio electrónico, así como un menor uso del transporte público.
Sin embargo, algunos nuevos factores tendrán un efecto positivo en las ventas de este mercado, como los programas de estímulo del gobierno y la disminución de los precios de los automóviles usados que podrían tener una influencia positiva y estabilizadora. Pero, con mucho, el mayor impacto proviene de dichos cinco factores, que ya han tenido un severo impacto en la oferta y la demanda.
Lo que nos espera en 2021 y más allá
En lugar de esperar una recuperación en forma de V, la mayoría de los analistas ahora aceptan una recuperación más lenta y en etapas. Y esto es así porque los hábitos adquiridos durante el confinamiento, como el distanciamiento físico continuo y el trabajo a distancia pueden persistir mucho después de que los gobiernos eliminen formalmente las restricciones derivadas de la pandemia. Al final, esas tendencias podrían mantener un kilometraje bajo por vehículo, ralentizando la recuperación de la posventa
No obstante, la consultora destaca que, más allá de los niveles de demanda, la estructura fundamental del sector podría cambiar, siendo especialmente notable en aspectos como el parque de vehículos, los canales digitales, la cadena de suministros, la automatización, las preferencias del consumidor, los cambios de preferencia de transportes o la competencia.
El parque de vehículos
El parque automovilístico es el centro del mercado de posventa, representando cada año aproximadamente entre el 45% y el 50% de su crecimiento. Este 2020, sin embargo, la crisis del coronavirus ha frenado las ventas de coches, que amplían el parque entre el 6% y el 10%. El mercado del recambio original caerá y el mercado independiente podría disminuir su tamaño en 2025 como consecuencia de la reducción de las ventas de nuevos vehículos, cayendo la demanda de reparaciones a los cinco años.
Los canales digitales
Muchas empresas (y particulares) se han pasado al e-commerce por lo que los agentes oficiales del sector probablemente ofrecerán modelos omnicanal similares a los de los minoristas. La mayor afinidad por las compras por internet puede crear una oportunidad emergente para nuevos modelos de negocio u opciones de servicio.
La cadena de suministros
Esta puede variar si los distribuidores optan por fuentes más cercanas que ofrezcan un servicio con menos interrupciones.
La automatización
Los procesos en los centros de distribución y almacenes podrán automatizarse a fin de evitar interrupciones futuras a causa de la mano de obra, permitiendo un mayor distanciamente físico entre los operarios, y reduciendo el riesgo de nuevas infecciones.
Preferencias y gustos del consumidor
Los profesionales deben adaptarse a las nuevas preferencias y gustos de los consumidores, lo que podría traer nuevas ofertas de servicios y nuevos canales de ventas.
Cambio de preferencias en el transporte
El uso del automóvil particular aumentará en detrimento del transporte público, lo que mejorará la ratio de kilómetros recorridos por el vehículo. También muchas personas pueden tener una mayor preferencia por viajar en automóvil, en lugar del avión o el tren. En este caso, con las ventas de vehículos nuevos estancada, implicaría el uso más prolongado de los vehículos actuales.
La competencia
La nueva situación económica derivada de la crisis del coronavirus podría dejar fuera del mercado a pequeñas empresas, cambiando el panorama competitivo.
En conclusión, McKinsey advierte de que contener el coronavirus no levantará inmediatamente la economía, ni el fin de las cuarentenas y de las restricciones de movilidad automáticamente nos devolverán los kilómetros recorridos por
vehículo o la demanda de posventa a sus niveles anteriores.
Además, la consultora sugiere que Europa podría enfrentarse a una situación complicada si la crisis sanitaria continúa y la economía empeora en los mercados más débiles.