Cuatro de cada cinco pymes de todo el mundo perciben “importantes beneficios tangibles” tras afrontar un proceso de digitalización, según se desprende del estudio global realizado por IDC para SAP.
Dichas ventajas competitivas están relacionadas con aspectos tales como el incremento de las ventas, aumento de la productividad de los empleados, reducción de los costes, facilidad de acceso a la información o mejora del servicio al cliente.
En el caso concreto de la productividad, el consultor Juan Medina señaló recientemente en un foro empresarial que, en el caso de las pymes y micropymes, “se puede lograr un 30% de mejora de productividad en el primer año”, gracias a la implantación de nuevos sistemas de digitalización.
El experto añadió que, manteniendo un plan de digitalización progresiva, durante el segundo año estos beneficios pueden alcanzar hasta el 45% de mejora en la productividad de una organización.
Y es que, para las pymes, como son la inmensa mayoría de talleres de reparación de vehículos en España, la digitalización podría percibirse como un coste a la hora de hacer negocios, cuando los números demuestran que debe ser un paso obligatorio para todas aquellas que deseen maximizar su crecimiento y sus niveles de rentabilidad.
Evita los errores más comunes
Y es que, como ya hemos hablado en El Club del Taller, la transformación digital aporta importantes beneficios a las empresas que la abordan. Eso sí, conviene que tengas claro que no es un camino sin obstáculos. Por eso no está de más que, a la hora de afrontar la digitalización de tu taller, evites los errores más comunes que se comenten en dicho proceso.
Además de los que ya enumeramos en un post anterior (no establecer una estrategia global; no adaptarse al cambio ni evolucionar continuamente; duplicar tareas; intentar abarcar todo; adaptarse solo al mercado y no al cliente; dejar la formación tecnológica de lado; no contar con ayuda y asesoría experta; no adoptar soluciones Cloud; y no tener una estrategia online), debemos evitar también:
Ser impaciente. Las prisas no son buenas. A menudo, las empresas tienen la errónea creencia de que un proceso digital es un camino corto y rápido. Una transformación necesita un plan definido y unos objetivos marcados. Y eso lleva su tiempo.
Creer que el presupuesto para la transformación es solo un gasto. Sabemos que este proceso implica un coste, pero lo que hay que hacer es considerarlo como una inversión y no un gasto. Una buena transformación tendrá un gran ROI (retorno de la inversión).
Ser complaciente al alcanzar cierto grado de digitalización. Otro error recurrente es volverse complaciente o perder de vista el plan original tras lograr un primer hito. Los logros rápidos son importantes en cualquier proyecto si aumentan la motivación de sus promotores y refuerzan su vocación de llegar hasta el final, pero no cuando se convierten en una distracción o en una excusa para echar el freno y pensar que ya se ha alcanzado la meta.