Con el aumento de los desplazamientos (sólo el pasado verano, más de 91 millones según la DGT), uno de los hábitos que debería haber calado entre los conductores es el de pasar por el taller para revisar el estado de sus vehículos. No en vano, un mal mantenimiento y el esfuerzo al que se ven sometidos los automóviles con el incremento de los viajes está detrás de la gran mayoría de averías que se producen en carretera.
En este sentido, desde la iniciativa “Elige calidad, elige confianza” (ECEC) ha analizar cómo la emergencia sanitaria ha impactado, desde su inicio hasta ahora, en las necesidades de mantenimiento de los vehículos y cómo este se ha realizado para garantizar los niveles de seguridad vial adecuados en las carreteras.
Los mantenimientos en la primera desescalada
Cabe remarcar que durante las desescaladas, el mantenimiento de los vehículos fue una actuación prioritaria para muchos conductores, tal y como confirma el examen de los servicios realizados en los talleres de mecánica multimarca encuestados el pasado mes de junio para la elaboración del estudio.
Los responsables de estos talleres aseguran que, durante la primera desescalada del confinamiento duro, que tuvo lugar entre marzo y mayo de 2020, el número de servicios que se realizaron inmediatamente después fue superior a los 23 por semana de media antes de la emergencia; situación que se dio principalmente por el volumen de trabajos retenidos y no realizados durante el confinamiento y que aparecieron cuando se permitió la movilidad.
Este dato confirma mayor concienciación de conductores y propietarios de vehículos sobre la importancia de circular con el automóvil en condiciones adecuadas de mantenimiento, sobre todo, tras haber estado sometido a un comportamiento inusual, por la inmovilización, o los cortos desplazamientos, por las restricciones a la movilidad.
En función de los pedidos de recambios del taller en 2020 frente al periodo previo inmediato a la pandemia, la caída en la demanda de componentes fue generalizada, si bien el descenso fue mucho más acusado en la familia de carrocería, con el 23%, y en la de neumáticos, con el 18%, consecuencia clara de la inmovilización de gran parte del parque.
En el lado contrario, las familias que menos sufrieron el impacto del estado de alarma fueron las de gran consumo, tales como filtros, baterías y escobillas (-13%) e iluminación, en este caso, también como efecto de las inspecciones técnicas de los vehículos (ITV).
En cuanto a la demanda del resto de familias de recambios, las piezas de desgaste (frenos, amortiguadores, etcétera) y de mecánica (embragues, alternadores, distribución y motor, entre otros) se redujeron el 14% y el 15%, respectivamente.
Los datos de la segunda desescalada
Comparando el volumen de demanda de recambios para el mantenimiento de vehículos en el primer cuatrimestre de 2021, con restricciones de movilidad más leves, frente al primer cuatrimestre de 2020, parcialmente afectado por el confinamiento, la muestra de talleres encuestados refleja una evolución marcada por cifras en positivo en todas las familias de recambios.
En este periodo, al contrario que en la comparativa anterior, la familia de carrocería experimentó el mayor aumento (32%), seguida de las piezas de gran consumo (31%) y neumáticos (29%). El resto de las familias experimentó incrementos: del 28% en el caso de las piezas de desgaste y del 27% en las piezas de mecánica y en aquellas vinculadas a la iluminación.
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