Todo taller de reparación busca maximizar su rentabilidad en el menor tiempo posible, independientemente de sus planteamientos estratégicos. Para lograrlo, no basta únicamente con el trabajo duro de gerentes y profesionales del taller. Así, es preciso establecer una serie de pautas que apunten a la optimización de la rentabilidad en todas sus versiones, ya sea financiera, la que mide el capital propio, o económica, la que mide los capitales invertidos.
Uno de los grandes caballos de batalla de los talleres mecánicos es la rentabilidad, tal y como ponen de manifiesto los datos económicos referentes al sector y hechos públicos por asociaciones como Conepa. Así, esta entidad señalaba hace unos meses que, mientras las operaciones realizadas en los talleres de reparación y mantenimiento de vehículos españoles se incrementaron un 2,5% de media durante el primer semestre del año en curso, la facturación del sector, sin embargo, sólo creció un 1,8% en este mismo periodo. Unos datos que ponían en evidencia, según Conepa, la pérdida de rentabilidad de los negocios de reparación.
En este sentido, elementos como la eficacia, la eficiencia o la productividad son fundamentales que ayudan a la optimización de la rentabilidad de un taller. Ya te dimos en un post anterior, las claves que ayudan a mejorar la rentabilidad del taller. Ahora, vamos a enumerar los factores que, con la ayuda de la tecnología, pueden ayudar a mejorar sus ratios de rentabilidad y que todo gerente o responsable de taller no debe pasar por alto.
Cómo mejorar la rentabilidad
A pesar de los datos anteriormente mencionados, aumentar el volumen de nuestras ventas siempre debería ayudar a que seamos más rentables ¿Y cómo podemos aumentar las ventas? Gran parte del éxito empresarial en nuestros días, si no todo, se encuentra en la satisfacción del cliente, en poner al cliente en el centro de cualquier decisión, acción o estrategia. Conocer sus gustos, sus necesidades o sus requerimientos ayuda a proporcionar los servicios mejor adaptados a sus preferencias y necesidades. De este modo, no solo se consigue vender más a través de la fidelización del cliente, sino, vender mejor, es decir, apuntando mejor al objetivo.
Por otra parte, gestionar mejor las compras también ayudará a ser más rentables. Comprar de manera adecuada permite optimizar los recursos y el tiempo empleado. En el caso de los talleres de reparación, comprar el recambio necesario para cada intervención, o reducir los costes derivados de stocks no ajustados a las necesidades del taller, es decir, gestionar de un modo más ordenado y eficiente el inventario, son otras dos buenas prácticas para implementar en el negocio de reparación.
De igual forma, reducir los costes permite aumentar la rentabilidad. Lo ideal es mantener los costes a raya de forma continua, es decir, gestionar de manera eficiente. En este sentido, debemos controlar los gastos, ya sean fijos o variables, directos o indirectos (producción, mantenimiento, energía…). Una solución puede ser recortar los costes de aquellas operaciones que aporten menos valor y márgenes al taller. Y, en sentido opuesto, incentivar entre nuestros clientes las intervenciones más interesantes para nuestro negocio.
Por otro lado, merece la pena prestar atención a la reducción de lo que los expertos denominan costes ocultos, aquellos que son tan fáciles de detectar (falta de productividad, pérdida de eficiencia, absentismo laboral…). En todo caso, y teniendo en cuenta que la rentabilidad se obtiene tras comparar el resultado obtenido y el coste de los medios empleados para lograrlo, parece obvio que, a menos gastos, mayor rentabilidad. No obstante, el taller debe saber medir bien esto para que una reducción del gasto no signifique una merma en la calidad del servicio prestado.
En línea con la anterior, otra media que tiene un impacto directo en la rentabilidad es incrementar el margen de beneficios ¿Cómo? Aumentando los precios o reduciendo el coste de nuestros servicios. Lo ideal es encontrar el equilibrio que permita aumentar los beneficios sin perder ventas por no cumplir las expectativas de nuestros clientes. Todo, siempre sin perder de vista los precios que maneja el mercado para saber en qué rangos podemos movernos sin perder competitividad.
También relacionado con lo anterior, conviene analizar la rentabilidad por servicio ofrecido. En el contexto de fuerte competencia en el que se mueve en la actualidad el sector de la reparación, es muy importante evaluar qué servicio prestamos, qué volumen de ventas genera cada uno o qué margen de beneficio obtenemos con cada uno de ellos. Es importante, en este sentido, estar dispuestos a implementar cambios en beneficio o en contra de aquellos que salgan beneficiados o perjudicados de ese análisis de rentabilidad individual —invertir más o menos (en maquinaria, por ejemplo); destinar más o menos recursos (a personal, por ejemplo); o crear o no promociones y ofertas, etc.—.
La tecnología adecuada
Por último, aunque no menos importante, es fundamental, utilizar la tecnología adecuada. Para llevar a la práctica toda esta lista de “buenas prácticas” orientadas a incrementar la rentabilidad de un taller, es imprescindible apoyarse en la tecnología adecuada. Primero, porque aportan la información necesaria para tomar decisiones más acertadas y, segundo, porque evitan tener que destinar tiempo y recursos (ahorro de costes) a la realización de tareas que, perfectamente pueden ser automatizadas, ganando tiempo y reduciendo errores.
De este modo, la tecnología impulsa la eficiencia de los procesos internos y, con ello, la productividad. Esto permite destinar tiempo a la realización de tareas que realmente aporten valor como, además de a la operativa diaria, a la planificación más efectiva de objetivos estratégicos, a la formación y el networking…