La eficiencia y la productividad están expuestas a numerosos factores en el taller. Uno de los que puede pasar desapercibido es de las bajas laborales y su incidencia en el ritmo de trabajo del taller. Unas bajas laborales que suponen ya la pérdida de la jornada anual de más de 100.000 empleados, según el Observatorio nacional de absentismo 2018 de Asepeyo.
Este estudio señala que el año pasado se mantuvo el aumento de las bajas laborales en España, bajas que disminuyeron drásticamente con la crisis económica, pero que con la mejora de la economía y, con ella, de los datos del paro, vuelven a repuntar. En concreto, el pasado ejercicio aumentaron en un 13,4%.
La media de las bajas laborales fue de 38,6 días. De ellas, las patologías psiquiátricas fueron las más largas, con 104,6 días de media mientras que las debidas a una gripe suponen unos 8 días. Una razón más para cuidar a los empleados, luchar por tener un buen ambiente laboral o ayudar a conciliar para reducir el estrés del día a día.
En este sentido, influyen también las cuestiones posturales en el trabajo, puesto que las patologías de columna suponen un 15,41% de las bajas y que son las que más casos acumulan. Así, la prevención de riesgos laborales es uno de los aspectos que toda empresa debe cuidar, más en un sector como el de la reparación de vehículos. Les siguen las bajas psiquiátricas con un 8,7%.
Medidas preventivas para evitar bajas laborales
Por lo que respecta a los tramos de edad, más del 50% de estas bajas se registran entre los 31 y los 50 años, el tramo de edad donde más influye, por ejemplo, el cuidado de los hijos, el estrés que provoca dicho cuidado y la dependencia en muchos casos para cuadrar los horarios, para cuidarlos en caso de enfermedad o fuera del horario escolar.
De esta forma, el responsable del taller debe tomar medidas para corregir estas patologías y buscar un entorno laboral saludable, que no solo tiene que ver con instalaciones adecuadas o la prevención de riesgos, sino más facilidades para conciliar. Esas medidas no deben verse como un gasto, si no como una inversión, pues mejoran la productividad.
Y es que no solo cuentan las bajas, también lo hacen las horas que pasamos ‘trabajando’ preocupados por cuestiones personales. Al final, son horas que constan como trabajadas, pero que, muchas veces, se pasan en modo ‘zombi’, afectando a la eficiencia y a la productividad de los trabajadores.