En los talleres, los profesionales de la reparación trabajan manipulando ruedas, baterías, cajas de cambios, tubos de escape, puertas, radiadores, paragolpes… elementos que pueden obligar al trabajador a adoptar posturas forzadas y realizar esfuerzos que se relacionan con el aumento del riesgo de padecer trastornos musculoesqueléticos (TME) como dolores de cuello, espalda y extremidades superiores (brazos, manos y muñecas) entre otros. Trastornos todos ellos que pueden provocar bajas laborales.
No en vano, las patologías de columna suponen un 15,41% de las bajas laborales, siendo las que más casos acumulan. Por eso, es necesario adoptar desde la empresa medidas preventivas adecuadas, para evitar o reducir los problemas de salud derivados del trabajo. Conviene, por tanto, conocer las principales actividades y factores de riesgo, junto con una serie de recomendaciones ergonómicas para evitar o reducir dichos riesgos y, por tanto, bajas laborales.
Riesgos que pueden provocar bajas laborales
Los principales riesgos de tipo ergonómico en los talleres que pueden desembocar en bajas laborales son:
·Manipulación manual de cargas. Cualquier operación de transporte o sujeción de una carga por parte de uno o varios trabajadores, como el levantamiento, la colocación, el empuje, la tracción o el desplazamiento.
Manejo de herramientas y equipos de trabajo. Las herramientas deben de adaptarse a las tareas que se ejecutan y a las características de los trabajadores. Si esto no se produce, se pueden generar problemas ergonómicos como la reducción del rendimiento por mala adaptación a la tarea o al usuario, problemas de seguridad al materializarse accidentes y lesiones traumáticas (cortes, contusiones, abrasiones, etc.) y la aparición de lesiones musculoesqueléticas de tipo acumulativo.
Los principales factores que influyen en el desarrollo de estas lesiones son, por ejemplo, fuerzas elevadas (agarres intensos, presiones de los tejidos blandos,…); posturas inadecuadas o forzadas (desviaciones de la muñeca, giros,…); elevada repetitividad o la falta de descansos que permitan la recuperación.
·Posturas de trabajo forzadas: La aparición de TME depende de varios aspectos. En primer lugar, de lo forzada que sea la postura. En segundo lugar, del tiempo que se mantenga de modo continuado, y finalmente de la frecuencia o de la duración de la exposición a posturas similares a lo largo de la jornada. Cuanto más alejadas se encuentren las posturas adoptadas de las posiciones naturales/neutras y, simultáneamente, más veces se repitan o más tiempo se mantengan mayor es el riesgo de provocar molestias, limitaciones funcionales o dolor persistente en articulaciones, músculos, tendones, etc.
Medidas preventivas básicas
1. Frente a la manipulación manual de cargas resulta fundamental elaborar procedimientos de trabajo concretos en función de los objetos/piezas o cargas a manipular, por ejemplo puertas, lunas o cajas de cambios, incluyendo como mínimo algunas reglas básicas.
Entre ellas estaría, emplear un elevador de vehículos y colocarlo a diferentes alturas en función del componente a manipular. Asimismo, utilizar medios mecánicos auxiliares (grúas, posicionadores y mesas elevadoras…) para manipular los objetos. Y cuando no sea posible utilizar medios mecánicos, manipular los objetos manualmente a una altura cómoda (entre la altura de los nudillos y el codo con la carga pegada al cuerpo).
2. Para el manejo de herramientas y equipos de trabajo, se recomienda depositarlos sobre mesas o plataformas regulables en altura para lograr una altura cómoda de manipulación y no depositarlos en el suelo.
3. En relación a las posturas de trabajo forzadas, otro de los factores asociados a los TME en los talleres de automoción, destacar que se producen cuando la disposición del cuerpo, o de sus segmentos o articulaciones no está en posiciones naturales o neutras, tales como extensiones, flexiones o rotaciones osteoarticulares.
Así, se deben evitar las posturas estáticas prolongadas (aquellas que se mantienen en el tiempo sin producir movimiento); las desviaciones de muñeca; los trabajos con uno o ambos brazos por encima de los hombros; los giros de la cabeza; la espalda inclinada o girada; así como las rodillas flexionadas y trabajo de rodillas.