Mientras aún está por ver qué sistemas de propulsión se impondrán en el futuro o, cuando menos, convivirán ‘de igual a igual’ con los motores de combustión interna tradicionales, lo que sí es cierto es que la electrificación del parque, si bien aún es lenta, es un hecho imparable en el corto y medio plazo.
Entonces ¿qué debe hacer el taller de reparación, verlo como una oportunidad o como una amenaza?
Primero, los datos. Según un estudio publicado por la federación ecologista europea Transport & Environment (T&E) los coches eléctricos triplicarán su cuota de mercado este año en Europa como resultado de la aplicación de los objetivos de CO2 de la UE para el mercado automovilístico.
La (imparable) electrificación del parque
Y es que, a pesar de la pandemia, las ventas de eléctricos han aumentado desde el 1 de enero —justo cuando entraron en vigor las normas sobre emisiones— y alcanzarán el 10% este año, y el 15% en 2021. No obstante, esta misma organización cree que este porcentaje se estancaría en el 20% cuatro años más tarde “si no se revisa la actual normativa de CO2 para establecer objetivos más ambiciosos”.
Sea como sea, el peso en el parque de los coches eléctrificados (híbridos y puros) irá cobrando protagonismo con lo que será una oportunidad de negocio para la que los talleres de reparación de vehículos conviene que estén preparados.
No en vano, según las previsiones de T&E, la mayoría de las cuotas de mercado de eléctricos puros de los fabricantes de automóviles en 2020 oscilará ya entre el 10% y el 14%, con la excepción de Volvo (26%) y FCA-Tesla (16%) por encima; y PSA (6%), Ford (4%) y Toyota-Mazda (1-2%) por debajo. A pesar de la crisis de la COVID-19, se espera que el número total de automóviles eléctricos vendidos en Europa se duplique, pasando de medio millón en 2019 a un millón en 2020, y que alcance los 1,8 millones en 2021.
Sólo en España, las ventas de vehículos electrificados, híbridos y de gas (turismos, cuadriciclos, vehículos comerciales e industriales y autobuses) en el acumulado de enero a septiembre crecían un 3,2% con 121.471 unidades, marcadas principalmente por la caída de los vehículos de gas.
Por categorías, los híbridos enchufables y convencionales logran mantener una tendencia ascendente, al igual que los eléctricos puros. Los híbridos enchufables registran unas ventas acumuladas de 11.290 unidades entregadas entre enero y septiembre y un crecimiento del 125,2%. Mientras los híbridos convencionales sumaron 88.280 entregas, un 15,7% más que en los nueve primeros meses de 2019. Por su parte, los eléctricos puros aumentan un 23%, con 11.257 unidades en el año.
La electrificación y el taller
Los vehículos eléctricos puros comparten muchos elementos con los vehículos tradicionales: neumáticos, amortiguadores, pastillas de freno, carrocería, etc.y estos serán siempre susceptibles de mantenimientos o reparaciones. Además, añade tareas de mantenimiento propias como lubricaciones en ciertos componentes del equipo propulsor, así como las comprobaciones periódicas del estado, por ejemplo, del cableado (que no tenga daños, cambios de color, deformaciones…).
Así, según dichas entidades, habrá talleres ‘mixtos’ (reparación tradicional y de vehículos eléctricos) y talleres especialistas (reparación sólo de eléctricos), en función del grado de intervención en las operaciones de mantenimiento o reparación.
Por su parte, el vehículo híbrido o híbrido enchufable, al mantener un motor térmico, tiene aún más labores de mantenimiento que cualquier vehículo tradicional, “pero sin olvidar que nos enfrentamos a tensiones hasta ahora desconocidas” (en un coche eléctrico se trabaja con tensiones entre los 350 y los 450 voltios y con intensidades muy elevadas).
Las oportunidades para el taller
En este contexto, la reconversión y la formación de los profesionales para ser capaces de dar respuesta a las exigencias de este nuevo mercado se convierte en elemento clave. En este sentido, las asociaciones Ganvam y Aedive han publicado el “Cuaderno de recomendaciones para el mantenimiento y reparación de vehículos híbridos y eléctricos” que pretende servir de base para la adaptación de los talleres a este nuevo escenario.
De este modo, según dicho cuaderno, las claves para adaptar un taller convencional a la llegada del coche eléctrico son la instalación de puntos de recarga, la adecuación de las zonas de intervención, las herramientas, maquinaria y equipos de protección adecuados, y, sobre todo, la formación del personal.
Los puntos de recarga no sólo servirán para poder cargar vehículos mientras permanecen en el taller, sino también para encontrar y solucionar averías referidas a este sistema. Por lo tanto, es aconsejable en cualquier caso la instalación de un punto de recarga, como un servicio más.
Por su parte, un box eléctrico o zona de trabajo específica, será un espacio habilitado por el taller, permanente o no, que contiene todas las herramientas necesarias y específicas para cada tipo de intervención, que, junto a la formación de los técnicos, eliminen completamente los riesgos derivados de la alta tensión.
La formación de los profesionales, por último, es fundamental para que conozcan las peculiaridades de los diferentes sistemas eléctricos y sus componentes. También deben aprender a manejar las herramientas específicas que necesitarán para ello y las medidas de seguridad que deben adoptar en su trabajo.