El sector de la reparación es consciente de que el parque automovilístico nacional está muy envejecido. Una tendencia que viene de la crisis de 2008 y que se ha ido agravando en los últimos años, dejando la edad media de los turismos en los 12,65 años en 2019, según Anfac, lo que supone un incremento frente al ejercicio anterior de un 1,8%.
Pues bien, esta tendencia parece que va a ser la tónica en nuestro mercado, al menos en el corto plazo, ya que ha encontrado un nuevo aliado: la pandemia del Covid-19. Y es que la crisis actual, que es tanto sanitaria como económica, ha generado nuevas necesidades de movilidad en los consumidores y estos están acudiendo de forma importante a una solución que pone a su alcance el mercado automovilístico para reducir las posibilidades de infección: el transporte privado. Pero ¿cómo lo están haciendo?
La situación del mercado automovilístico empeoró durante los meses del confinamiento, si bien en julio los consumidores parecieron retomar su interés por la compra de vehículos (especialmente los nuevos) e incluso la aceleraron, por una
posible demanda retenida e incentivados por las ayudas del Gobierno.
Sin embargo, y a pesar de estas ayudas, parece que es el mercado de VO el que se está llevando el gato al agua. Si bien en julio las matriculaciones subieron ligeramente respecto a las registradas en el mismo mes de 2019, esta tendencia no se repitió en agosto (cayeron un 10%).
El miedo al contagio dispara los VO más viejos
Mientras esto sucede, la demanda de vehículos de más de 20 años se disparó en esos meses de julio y agosto, según Sumauto. Una tendencia que viene a confirmar otro estudio, de Coches.com que señala que la demanda de los coches de segunda mano de menos de 2.000 euros se ha duplicado respecto a los primeros meses del año de forma que los vehículos más baratos son los que más aumentaron su demanda y han aportando mayor crecimiento al mercado automovilístico, según los datos del portal.
El informe de Coches.com señala que el miedo al contagio es “determinante” en la captación de nuevos compradores al mercado automovilístico, a través de modelos usados. Así, la venta de coches de segunda mano se sitúa ya en niveles superiores a los que presentaba antes de la pandemia.
Una evolución que impactará de forma muy importante el mercado de venta de vehículos en 2020. Y es que, por cada vehículo nuevo que se venda este año se comercializarán 2,4 en el mercado de ocasión, alcanzando los 1,7 millones de coches de segunda mano vendidos en 2020, según datos de MSI para Sumauto.
Una ratio histórica, ni siquiera registrada en los peores años de la crisis anterior, cuando alcanzó su máximo pico en 2012 con 2,2 coches usados vendidos por cada uno nuevo. Entonces también se debió a la abrupta caída del mercado de nuevos, que este año descenderá previsiblemente un 32,2%, un 15% más que el de usados, que lo hará un 16,8%, en un año incompleto en cuanto a meses de actividad.
Esta proporción supera en un 0,7% la del año pasado año y volverá prácticamente a repetirse en el ejercicio próximo, consolidando la tendencia de crecimiento sostenido del mercado de VO y la de los compradores hacia el vehículo usado de alta edad.
Así, en 2020 se venderán más de un millón de vehículos por encima de los 10 años, el 58% del total de VO que saldrá al mercado este año. Los hogares serán los responsables de más de la mitad de las adquisiciones, anteponiendo la compra barata a la subvencionada que recogen los planes de ayuda como el Renove, que sólo incentiva al vehículo nuevo y a coches de ocasión matriculados en 2020.
¿Y cómo afecta esto al taller?
Aunque es pronto para sacar conclusiones sobre cómo afectará esto a los negocios de reparación, ya vimos que este escenario con escasa puesta en circulación de vehículos nuevos suele beneficiar al taller multimarca, con lo que esta tendencia sería positiva para este sector.
Eso sí, hay que tener en cuenta varias claves. En primer lugar, un mayor uso del vehículo privado significará una mayor necesidad de mantenimiento, por lo que es previsible un incremento de estas operaciones. Sin embargo, muchos de estos vehículos (muy viejos y en los que la inversión ha sido pequeña) no es muy problable que se sometan a grandes reparaciones llegado el caso.
Asimismo, también es probable que, por regla general, la cobertura elegida para sus seguros no sea el ‘a todo riesgo’ con lo que las pequeñas operaciones de carrocería tampoco se realizarían de forma masiva.
Por todo esto, el taller debe poner el foco en dos elementos críticos: eficiencia y productividad. El efecto combinado de ambas permitirá asumir más carga de trabajo, lo que significará no sólo mayores ingresos sino también sacar la mayor rentabilidad posible a cada intervención.